Órganos vestigiales

Nos faltó ser aire, porque sí que tuvimos alas.

Fueron el vestigio del trueno,

la fuerza de la tormenta de primavera.

Los días buenos que nos dieron recuerdos,

como vales canjeables para vivir los días malos.

Para sobrevivir los

días,

al fin y al cabo sólo eran eso, unos días.

Nos faltó ser viento, porque sin movimiento era imposible alzar el vuelo.

Sin ser el ligero eslabón del presente que sigue a los recuerdos, y no solo la pesada cadena que los une.

Y nos hace permanecer, en tierra.

Fuimos la carga,

fuimos el armazón,

el óxido que inmovilizó nuestras alas.

Nuestro propio desencadenante de la propia catástrofe.

Nadie más tiene la culpa,

el abandono a sí mismo

es sólo causa de nosotros mismos.
Una vez nos dejamos

caer

fue sólo el principio del atrofiarse de nuestras alas.

Lo demás vino 

( O mejor dicho, se fue)

sólo.

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